sábado, 14 de noviembre de 2009

11.55 pazadores

déjame dibujarte
y si te encuentro quizá comamos galletas.



Se me sueltan los pasadores
y tu caminas por la otra vereda.

Luego debo irme
a los 4 rincones del mundo
para que vuelvas y me enseñes a atarlos.


"que el corazón no se pase de moda.."
[noches de boda-J.S]

miércoles, 4 de noviembre de 2009

11.23 el mago

 El calendario se pasaba despacio.
extrañaba mi vida de antes y la soledad,
mi rutina,
la vuelta al mundo en 80 días,
y de pronto,
a julio verne se  le acabó el combustible.


No se si fue un buen vino, un buen juego de cartas, una historia, o querer cambiar al mundo. Las teorías sociológicas y políticas que los entruncaban en sus primeras caminatas por una universidad que no conocerían por completo hasta 1 o 2 años después,  aunque él estudiaría industriales - que luego se convertiría en mecatrónica. y luego en quién sabe qué - y ella que iba a industriales también [porque así decía su carnet de la pre] que luego sería sociología y que por estos días pensaba en un postgrado en periodismo. el tenía una beca ella tenía un amor.
Sinceramente ella no creía en almas gemelas capaces de llevarse tan bien y que no hubieran estado en la misma panza antes de nacer. 'porque las almas gemelas no son necesariamente las que viven juntas y para siempre, por eso son gemelas pues tonta, por eso'. Sus cabellos cambiaron. Él no sabía aún buenos trucos de magia, jugaba con post-it y le adivinaba alguno que otro número y alguno que otro palo. Ella no participava en clases y se jactaba de que llegaría a ser importante, escribía una mierda y comía más que él. Era un verano del 2007.
Luego se vieron poco y salieron alguna vez, cuando ella estaba destrozada por un malentendido que le arruinó la vida y que sin embargo le daría su año y medio más feliz de todos. Se fueron a jugar basket y se ganaron 1 millón de tickets haciendo trampa, que solo sirvieron para canjear alguna cosa nunca tan significante. Comieron hot.dog en bembos y sus mentes pervertidas se rieron de ellas mismas y a pesar de todo fue divertido. Fueron al cine a ver Los Simpsons que a él tanto le gustaban y a ella nunca le habían dejado apreciar crítcamente. Él le pidió su premio y ella nunca se lo dio, aunque cuando  se subió al micro pensó en bajarse y dérselo, pero el carro arrancó y estaba lloviendo. Eran dos personas con lentes en medio de un supermercado y se olvidaron de sus parabrisas.
Tenían una melancolía mutua que les agradó desde siempre. Éran los de la vida difícil, los nerds sin causa. Ella sabía mucho de él. Él no sabía mucho de ella. Todo eso debió de hartarle en algún momento y discutían y se enojaban también. Sus conversaciones nunca fueron largas, ella nunca tenía tiempo y él estaba en ciencias, ella escribía mejor, el andaba en sus congresos de magia, ella llegó a ser representante estudiantil, el se cambió de especialidad y tenía su tarjeta de mago profesional.
Un día se encontraron, una de las pocas de los últimos tiempos, y se dijeron lo diferentes que eran, lo diferntes que eran todos. Ella le enseñó su oficina y escucharon música [-nunca más sabinas-], él le enseñó los trucos que ahora ella no pudo adivinar aunque quizo y se sintió torpe. Se contaron todo lo nuevo y todo lo antiguo y se dieron el abrazo que hace tiempo no se daban porque hacía frío, porque la vida estaba fea, porque las cosas no les había salido como esperaban, pero ahí estaban, mirando a riva agüero y rogando que nunca llegara la clase de historia.
Llegó luego un Bananín a la oficina de ella días después, con una tarjeta que decía feliz cumpleaños en alguna parte. El cumpleaños de ella era el 23 de julio y ese día fue 2 de noviembre. Fue lo de menos. Él le hizo recordar lo fresco que era recibir detalles, lo bonito que se siente saber que alguien pensó en tí luego de los '5 minutos más' al despertarse por las mañanas, las raras ganas de agradecer enormemente la sonrisa que le puso en el rostro. un buen vino luego de un tiempo, con una persona excelente; o un sueño más que les haga recordar sus frases célebres por msn, sms, teléfono, y toda la larga cadena de medios de comunicación que tenemos ahora.
Nunca fueron tan cercanos ni tan lejanos, solo eran ellos, B1 y B2, como él les había puesto a su relación extraña, bastante prudente y bastante arriesgada. No sé si eran como hermanos, o como amigos, o como quién sabe que eran, solo eran ellos denuevo. Un mago y una escritora. Un escritor y una maga.
Por alguna razón se encontraron un día, pero definitivamente no fue por la música.
-la próxima vez no nos olvidemos del paraguas- le dijo.
Y él, le trajo una mora.

"Cuando en las calles al caminar,
prendo un cigarro y me pongo a pensar en ti
ohh, solo en ti
Siento tu risa y al despertar
solo me doy cuenta que no era verdad, no sé
no sé si pueda aguantar, ohh no.."
[amén- te quiero]
 
.a lggu chuflay-que un día me pasó esa canción por youtube.

domingo, 18 de octubre de 2009

12.11 am sentido?

cuando se me fue el aire,
y el invierno-primavera se anclaron al sol
.recordé.
y me enamoré del recuerdo y la calefacción de tus manos.
Las películas eran largas,
pero qué cielo se habrán imaginado
si en todas las esquinas, te puedo comprar una rosa?




 


 y si te bajaran la luna que?





[sonrisa]





yo ya la tengo abajo.






'...esta luna es una loca alegre...'
[luna hermosa - bersuit bergarabat]

martes, 6 de octubre de 2009

10.23 pm octubre 6

Porque nunca pensé que pasaría pero pasó.
Después de tanto tiempo
ya no tengo nada que hacer.
Mi visa estará vecida en 15 días

y el pasaje de avión en el bolsillo,
la ventanilla cerca y nunca me iré
aquí está mi casa y mi comida

luego
me serví una taza de café
como en los viejos tiempos
cuando comía en a calle un pan con mantequilla.
y jugar siempre era más importante.


Los flashbacks se hacían en una crueldad profunda, en el peor de los momentos. Siempre escogía el que más dolía, el que te dejaba parado a mitad de la calle saboreando lo que fue un día, lo mejor de tu vida, del qué carajos, se nos muere el amor carajo!
Pero yo no escribía así... ese era el problema.
Todos hablaban de todo, y estabamos ahí, sabiendo más y aparentando no saber nada. Con el zumbido de la cabeza llena de recuerdos y besos...-dónde guardo..tu.manera de tocarme- Era imposible el reemplazo de todas las sensaciones, de todo lo que podía provocar una llamada de teléfono un día ,recordándome que era octubre. Que ya era bastante tiempo, que aún nos recordábamos, que aún pensaba en mi y lloraba por no tenerme. Luego, la noche se olvidaba cuando se hacía brillante el cielo, y dolía porque te ilusionaste de nuevo. Otra vez...como toda la vida...estupida vida. Y la vida seguía y a esperar otra noche como esa, donde dos almas se vuelven a juntar como hacía medio año y se enredan, coinsiden se aman, se extrañan, se pintan el cuadro chiquito y se sueñan juntas en un mismo espacio, en una misma cocina, con un mismo televisor, con una misma vida, con pocos besos y muchas sonrisas, con cuentos y una cama grande.
Cómo se sentía de feo saber que no eras la única persona en el mundo que algún día le dijo las cosas más preciosas, que un día solo fue de ti y se ahogaron de quererse amarrar para siempre. Que alguién más le bajaría la luna y le daría su vida toda y para siempre.
Luego uno seguía de pie y con una joroba en la espalda, tragándose las lágrimas y las arrugas de la frente. Por que uno cuando quiere morirse no se muere nunca. Uno descubre que los escondites de uno ya son de otros, y las excusas, los ruidos para quedarnos un rato más de a dos, de ese de a dos que poco a poco me cagó la vida, y que nunca más tuve. Las ganas impecables de morirnos de amor donde sea, de los detalles que nunca más recibí. Ahora me tocaba esperar, sonreir, limpiar las lágrimas y todo va a estar bien. Tragarme el orgullo y respirarme la humillación, desear lo más bueno aunque la vida se te este cayendo a pedazoz. Buscar todo el día la mirada de impaciencia que nunca va a llegar nunca porque ya la tienen otros e ir a comprar algo para que no nos gane la melancolía, hacernos grandes, todos nos hacemos grandes, y vivir vulnerables viendo el amor de los ojos que nunca miraran para este lado del mundo.
Aceptar la irrelevancia en que nos hemos convertido, que ya no va a ser igual, que no importa si debes irte porque hay cosas más importantes aún. Las voces de los otros se hacen pequeñas a comparación de todo lo que no lo fue, de la ignorancia del resto con respecto a la vida y a las ganas de vivir por algo. Aquel día cuando me arrastró por el mundo para tenerme cerca y esperar que no haya nadie más. Los primeros meses de sorpresas y escondidas, de miradas perdidas, de saber que no podría haber nada mejor que sabernos cada parte de todo lo que teníamos. De sabernos por dentro y por fuera, de la punta de los pies a la más larga del cabello estirado para arriba, con ropa y sin ropa, como eramos y como eramos con nosotros. Sus manos, mis manos, los eternos abrazos, los dibujos, las promesas, los sí acepto, en medio de una noche fuera de Lima, en medio de una calle llendonos para su casa, en medio de cada lugar donde nos daba ganas de decirlo y prometernos hasta lo imprometible. El sielncio de ya vámonos porque quiero estar sólo contigo, has algo pero vámonos, nos tenemos ahora y ya es muy tarde. Nunca tanto como hoy se extrañaba cada palabra que alguna vez mencionó, sus sabios consejos, sus lagrimas chiquitas, su miedo, nuestra falta de razón para todo, nuestra falta de razón para entender lo que hacíamos, nuestra falta de razón y de adultez que hacía que todo flotara, que me hacía echarme a su lado para cuidar y para ser cuidado, para armar una casa, para armarnos, porque nunca nadie ni nada nos desarmaría y nos quedaríamos debajo del mismo sleeping respirando el mismo aire, anclando el bote, quedándonos en nuestro cielo.
Ojalá todo desaparezca, dejar de esperar, cortar todo, hacerme un nudo a los nervios y vivir como hasta hace unos días, todo bastante equilibrado. Pero me falta un pedazo de mi, mi pedazo triste que siempre estuvo y que al parecer no puedo curar. Su entera rareza y sus miradas y movientos, sus manos que parecen que vuelan, a su lado todo parece perfecto, todo parece florecer más rápido y crecer, todos parecen sonreír como nunca, la música de fondo aparece, no existe mayor elegancia, ni olor más dulce, ni voz tan exacta. el cielo se me viene abajo para que yo me suba con él, todo es más claro, todo es como quiere que sea, como una pintura de un exelente artista que te podrías quedar mirando hasta que cierren el museo. Luego uno se da cuenta que no forma parte del rompecabezaz, que eres una pieza irregular, espectador, ilusionista. -A uno solo le encaja una persona en la vida, y luego no le encaja a nadie más ni al resto-
Es una gran persona, es mi gran persona y es octubre, el primer octubre de toda mi vida donde siento que me falta el aire, donde nadie está pendiente, donde me puedo ir porque no es más mi sitio. Mi primer octubre, el octubre de mi vida. Es una gran persona digo, siempre lo digo y gracias, porque ya es hora, es hora de caminar para otro lado y gritar todo lo que la vida me dio, y todo lo que la vida me quitó como una historia de cine, el karma, el destino, y tu mi gran persona.
Es triste no poder irme... aún tengo que cambiar el mundo.
Soy pequeña y ya quiero vivir en Francia escribiendo.
yo nunca me quiero ir, pero no quiero sentirme así en ninguna parte
amar. Nunca es tan malo.
Aveces quiero estar con los ojos vendados para poder aparecerme por todas las puertas y no ver nada de lo que nunca debí ver.




'ay amor implacable

quitame solo una duda
si eres tu el que te mueres
o soy yo el que te mato'
[se nos muere el amor]

lunes, 21 de septiembre de 2009

11.06 pm y la escribi.

Luego de recordar los malos ratos
los huecos de las pistas que ahora notaba,

y todas las sonrisas diarias  mal hechas,
la desición fue tomada. 
Luego,
la amnesia me invadió la vida para nunca más irse.


Leyó una historia inconclusa y la escribió.

Estaba todo en silencio, era la muestra perfecta de desazón e incomodidad. No fue el mejor momento, ni el lugar, ni la hora y, sin embargo, nunca hubiera sido posible luego; ni adelantarlo hubiese valido la pena.

Dos personas se entrelazaron en el cuarto perdido de alguna parte, donde todo era más pequeño que ellos, donde nada podría ser mejor, donde nada podría nunca salir ni entrar. Solo valían despedidas luego, o quién sabe que otras palabras.

Había un temblor innecesario que cortaba el aire, el temor de adentro, la manía de no saber cuando va a empezar todo, o quién, de qué modo y cómo recibir el vuelco de emociones que se venían. Era el aislamiento perfecto. Propuestas, amenazas, retos. Hicieron como si nada pasara, cuando sabían perfectamente, como lector de tarjetas de crédito, todo lo que se iba a vivir en su pequeña cárcel de nunca se va a acabar.

Dos individuos se juntaron en la punta derecha superior de una cama de madera desconocida y ruidosa, arrastrándose todas sus historias, todos sus momentos, todos sus cambios, sus malas noches, sus nuevas vidas, su gracia, su color de pelo, sus maletines de trabajo, sus lujos de adultos, sus desamores tardíos, sus tristezas. Y yo...

Vi una historia..inconclusa y la escribí..

Se recordaron que el amor se hacía despacio y con música. Se aprendía, se buscaba, se probaba. Al amor se le encontraba un ritmo, una medida, una espontaneidad. Intriga.
Al amor se le agregaba desesperarción para luego morir sin miedo, para vivir y luego cerrar los ojos.

Nadie supo nunca si eran los dos una excusa para depurar pequeñas enfermedades de adentro, y se convertían poco a poco en cosas usables, para comprobarse, para sentirse vivos denuevo, para sentirse importantes y hacer silencios egoístas. Para quererse y amarrarse hata perder la respiración y nunca más tener hambre.

Se besaron y se tardaron en aprenderse y gustarse. Yo escuché una historia y la escribí. Se tomaron su tiempo, se bloqueraon, se hablaron mientras se buscaban, se respiraron, se tocaron hasta no saber cómo hacerlo más del malestar frenético de no querer parar nunca. Las miradas se cruzaron, se interrogaron, se resistieron a seguir y continuaron. Luego todo se hizo un nudo, el nudo de un corto peruano, de esos que se quedan quietos por un rato y luego continúan con la misma fuerza y se vuelcan sin pensar, y sin tratar de hacerlo.

Sus brazos se convirtieron en libros con miles de páginas para pasar con cariño, uno nuevo e indiferente, un poco tosco y directo. Un poco humano. Real. Pero nunca habrá una magia tan perfecta ni la ternura de verse tan ellos en el mundo de tantos otros. Estaban en un pedazo de tiempo detenido, en el recorrido de sus vidas, en el momento que nadie buscó nunca. Se encontraron inversos y cansados, menos desconocidos, pegados en el mismo espacio y con la misma ropa que ya no estaba más. Se amaron toda esa noche y terminaron en la embriagués perfecta de desenfreno que ninguno se creyó del todo. Se amaron, porque nadie era para ellos como ellos mismos en la mitad de una cama desordenada de últimas veces.

Las calles estaban vacías, los relojes marcaban las madrugadas con los gallos, los cuerpos se hacían desnudos solos, y se pintaban como en el óleo maltratado de un pintor desconocido. Era el cuadro perfecto de una historia pequeña, de varios días y pocas noches,  la única noche de toda la vida.

Fue un juego y yo observé una historia...
y la escribí.

-ojalá pudiera quedarme contigo- terminó.


"si alguna vez me cruzas por la calle
regálame tu beso y no te aflijas
si ves que estoy pensando en otra cosa
no es nada malo, es que pasó una brisa
la brisa de la muerte enamorada
que ronda como un ángel asesino
mas no te asustes siempre se me pasa
es solo la intuición de mi destino"

[Fito Paez-Al lado del camino]

sábado, 5 de septiembre de 2009

10.41 pm la conferencia

Los conflictos los tendría siempre, la tensión,
el organigrama que nunca lo pude dibujar bien.
Y sin embargo, la luz del farol de la calle dejo de dar a mi ventana
el negro era extraño
mi mandibula calló para nunca más volver.
 
Luego de todo el tiempo, los años, y las caras largas que duraron hasta ya no poder más y nunca más voy a volver a estar así, pero cada vez que se presentaba la oportunidad volvían las ganas de reparar lo irreparable y seré el héroe siempre, cuando después juraba y rejuraba one time and another time que iría al instituto y esquivaría a su persona y nada me va a ganar, nada, seré yo, mi juventud y las nuevas personas y nadie más nunca nunca. Ahí seguía, en mi irrecuperable lucha por ver qué podría pasar luego. No habría nadie tan exhausto como yo en el resto del mundo y el resto que existe allá afuera donde nadie conoce nada.
Sin embargo, caminaba despacio, y poco a poco, dadas las múltiples ambigüedades, las cosas comenzaban a funcionarme mejor, pese a los malos ratos, que aún seguían, y las ganas de ¡Carajo! ¿ya es hora de que me compren el carro no? ¿hace cuánto que tengo el brevete? para largarme de cuando en vez y en todos lo momentos que se me dé la reverenda gana. Y, empezaban a cuajar por un sentimiento egoísta a lo Francés y a lo artista. Me creí las verdades que tantos que echaban en cara. Las puse en práctica. Asimilé mi edad. Tener 25 años no era el fin del mundo.
Siempre fui la inmadurez hecha humano y, a pesar de ello, luego de las continuas derrotas sentimentales de mi reducida vida, los años me cayeron como 80 en sima y hasta cuánto iba a durar, yo tenía una manera, unas formas, unas ganas de hacer las cosas, y ya no más, se acabó de golpe, se acabó mal, y nunca sentí cuándo se acabó hasta aquel día en mi clase de softwares al frente de la av.Colonial. Sentí un escalofríos recorriendo mi cuerpo mientras expulsaba una amargura que no me dejaba ni vivir, ni respirar, ni caminar en paz. Mi mente y mi cuerpo y esa manzana interna que hace un hueco grandote al pulmón izquierdo, se pusieron de acuerdo y decididos me dijeron que me dejara de estupideces que qué me había creído, que no era  la única en este pedazo de masa humana deforme. Y desde ese momento, aunque con altibajos, avanzaba tropezándome de vez en cuándo. Me agradaba mi decisión, mi convicción, mi egoísmo de superación, mi paseo por bares, alguno que otro amor comprado, nuevos experimentos, la calle otra vez mi casa, mis menús diarios, el trabajo   un poco pequeño, mi depa nuevo cerca a la playa, y mis cuentos. Me sentía mediocre, no podría negarlo. Programar y manejar bases de datos todo el día no era la labor más alentadora del mundo, pero mi empresa me pagaba bien. Una familia, pensaba, y luego me lo olvidaba por meses.
Me sentía con mucha suerte, a veces, por haber pasado lo que pasé, definitivamente no ha todos les sucede, un amor, un amor de verdad y yo sabía que era ese y que no debía dejarlo, pero el contexto, el contexto de mierda, siempre lo jodía todo. A veces, me sentía con la cabeza enterrada. El error de mi vida, la paz de mi vida. Luego me dije, aveces hay tanto que ver aún y eso me mantiene optimista. Y no había terminado de asimilar la idea cuando ocurrió, de imprevisto, de repente, como una ayuda que me vino e algún lugar y no sé quién me lo habrá dado pero gracias en verdad gracias a quién sea.
Era raro, hablábamos de informática en el Perú y la mejor forma de llevar proyectos a cabo -redes subterráneas-, y no había notado su presencia. El cuarto era bastante amplio, no habían mesas, solo sillas dispuestas en U, el número de asistentes era 102. No era lo que esperaba, pero podría ser algo parecido. Mientras daba mis argumentos sobre un punto de agenda de la politiquería donde andaba metida desde siempre, desde la universidad y ese maldito año que me mandaron de viaje a la sierra y sabía que nunca me iba a poder safar, me detuve a observar a las personas que me escuchaban y tenía los cabellos negros y la cara un poco clara y roja. Le sonreí, me sonrió. Era unos 2 años menor que yo, pero eso no importaba. Luego nadie escuchó más el discurso, el cuarto se hizo un espacio de miradas cruzadas e intervenciones absurdas. Por primera vez, luego de muchos años, sentí EL vacío en el estómago y un escalofríos diferente.
La conferencia-forum terminó, se levantó y se fue. Mi reacción fue impresionante, en tres segundos estaba afuera del auditorio restaurado del Amauta. Rayos, no recordaba la última vez que perseguí a alguien con tantas ganas, con tanto deseo, con tanto miedo, con tantas interrogantes. Y me metí en el mismo taxi. Mi vida estaba acelerada, no tenía palabras, ni gestos para regalar, todo se me había olvidado y justo ahora. Pero viajamos tranquilos, como si nos conociéramos desde hace mucho. Después de tiempo me volvi a imaginar al lado de alguien diferente, como vida, como pareja, como apoyo y satisfacción. Nunca más pensé en una familia. Respire profundo, como cuando uno se echa en el sofá más cómodo, y sonreí de lado. Esa sonrisa de nunca me lo creeré, pero si tendré con quién levantarme por las mañanas.
"...cuando te conci
te reconocí por tus botas
y mientras tomabas tequila
dejamos atrás
dos almas
rotas..."
[cuando te conocí-Calamaro]

lunes, 10 de agosto de 2009

11.21 pm canciones

era de tarde.
Me tiré, como cuando tenía 12, en la cama de mi mamá.
Ahora no decidí ser adolescente,
decidí no volver a sentir nada y luego me cruze el pecho.

Entonces decidí no meterme en la cama de nadie nunca más. Tenía un corazón demente, tan loco por nada seguro que todo el día tenía unas arcadas que me llevaban al baño cada dos horas y, si tenía suerte, cada dos horas y media. Había entendido que los errores que uno comete a veces -aunque si los recuerdas, y según la mente de cada uno también, nunca fueron tan malos salvo ciertos detalles que en verdad no tienen ningun sentido - tampoco se borraban nunca, que luego de 15 años, la cicatriz iba a seguir ahí, el punto flaco, el error de tu vida y que te la costó toda.

Y me encontraba de la misma manera, seguía igual que en el verano del 94 en un mundo literario que no me daba ni para comer.
-Te vas a morir de hambre - siempre me decía mi abuela en tono burlón y con un aire de lastima-yo solo te quiero sacar profesional y después me muero. Ya verás tu quién te cocina, porque como vas, recuerda que aquí a la vuelta, venden menú a 2.50.
No era muy alentador, pero básicamente providencial. Era cierto lo que una vez leí en un libro pasado de moda por esos años: el trabajo arduo te mantenía ocupado y no te hacía pensar en nada. Egocentrísmo. Así que me metí de lleno en un novelucha que había comenzado años atrás y que, luego que se me calentó la cabeza, la abadoné de por vida y nunca presenté a ninguna parte. eso me ayudó a pagar algunas deudas y ayudar a mi familia de infancia, con la que había regresado luego de una atropellada reconcialiación. Escribir me limpiaba la cabeza y me desahogaba hasta que podía respirar denuevo.

También escuche que enamorarse era la peor perrada que puedes hacer en tu vida, te la friega toda y, si no sabes curarlo y mandarte a mudar a otro planeta, guardas luto hasta quién sabe cuando. Todo te deja de importar, caminas por ensima del Sena y, como Ricardito, te matas solo, hasta que un vagabundo con un licor pasado te salva la vida y se rie de tu poca autoestima, que hasta él la tiene mas alta. Y sin embargo, yo me enamoré. Me enamoré sin ninguna promesa de por medio y con medio kilo de deudas en el banco.

Solía caminar todas las tardes con mi aburrida vida cargada en mi espalda y recordando todas las frases de mi abuela y de aquella media persona que se llevó la mitad de mi vida. Caminaba por la vereda, para algo se habían construido al fin y al cabo. Me aposté a mi, pecado, fue una mala idea y nadie me lo advirtió. Perdí definitivamente. No tuve más remedio que darme y olvidarme de todo lo que había sido, y soñé ser, alguna vez.
-Y ahora que te va a dar, ¿mal de amores?, ya estás con los años ensima - decía un amigo del colegio estatal con el que compartía todo y él unico que me acompañó en silencio todos esos años de tortura y felicidad - te vas a morir uno de estos días con esa cara de perro que llevas y nadie querra ir a tu entierro de lo horrible que te ves.
Le había aguantado todas sus cojudeces, y si alguna vez busqué amor, puedo decir que tuve, en estos largos 15 años, solo 4 amantes de una o dos noches, el tercero de un semana y media, luego, nada más. Comenzé a odiar el sexo, los besos, los abrazos, las caricias, era extraño, pero parecía que con el tiempo todo se iba disipando, no le encontraba la menor gracia ni el menor placer. Los movimientos de izquierda me absorvían - a mi y a mi literatura, en uno de esos cuartuchos del centro de Lima, con un chorro de revistas por todos lados y Fidel Castro en una de las paredes: infaltable - y prefería morirme en la plaza dos de mayo llorando por los gases lacrimógenos y con golpes de policías por todo el cuerpo, que en la cama y de amor por alguien. Me hacían recordar momentos inutiles, nada sanos para mí, estás mal, te vas a internar uno de estos días en un loquero, me decían.


Hasta que un día y sin la menor sospecha de lo que podría pasar, conocí a alguien que definitivamente, era como yo. Esa característica me hizo saber la vida infelizmente normal que me estaba compromentiendo a llevar desde que salimos por primera vez. Sin embargo, me arriesgué, sin la menor convicción pero intentando hacer algo por mi. y el día en que nos casamos en una municipalidad malamuerte de Lince, recordé aquel día cuando mi huachafa guitarra tocaba canciones antiguas de pedro suarez vertiz totalmente enamorada, mientras mi amor era desvestido completito con canciones en inglés.

'...Pero quiso una noche comprobar
para qué sirve un corazón
y prendió un cigarrillo y otro más
como toda esperanza se esfumó'
[S,C,F-más guapa que cualquiera]

martes, 28 de julio de 2009

7.17 pm a tiempo.

Estaba en un asiento en el fondo de mi vida mirando todo el panorama,
todo era demasiado perfecto y todo tendía a caer donde debía.
Entonces me di cuenta que la política era una mierda,
que, definitivamente,
más me gusta vivir como un loco enamorado.


Habían caído en el lugar del que nunca se quisieron mudar, pero al que nunca hubieran pensado llegar así como llegaron y sin decir una palabra. Ellos no se conocieron sino hasta un temprano día y sin nada planeado-como de costumbre. Nunca se supo si fue el tiempo, sus padres, las malas compañías o solo porque así debió pasar lo que luego pasó, que llegaron al mismo lugar, al mismo tiempo, haciendo la misma cosa: una rara escultura ploma, que, tuvieron que aceptar, nunca tomó forma de nada.
Él era normalmente callado y siempre demasiado grande para tener la edad que tenía. Ella era diferente. Lucía suave y nunca paró de hablar desde antes y hasta quien sabe cuando parará. Él usaba la ropa que encontraba y nunca supo combinar los colores de nada, por eso vestía con todas las piezas del mismo tono o trataba de que nadie más lo viera. Ella tenía el pelo largo, él siempre corto. Ella era totalmente espontánea, ingenua y también sabía doblar la ropa de una manera tal que nunca más te la querías poner de vuelta para no desenvolver el extraño doblado que lo hacía ver todo tan armonioso. Él sabía reparar baños malogrados, escribía en revistas esporádicamente y fumaba desde que aprendió que lo hacía por sí mismo y no lo hacía desde que se dió cuenta que, así no lo hiciera cerca, dañaba los pulmones de ella y él deseaba seguir viviendo: instinto de supervivencia.
Se paseaban por las calles más extrañas y no les importaba perder el trabajo si un día amanecían con ganas de quedarse en la cama de nunca más nos separaremos, nunca, ¿en la cabeza de quién te irías?, yo nunca, y tú te perderás entre nosotros y luego no volveremos a salir nunca de aquí porque afuera hace frío y no conozco la cuidad, yo en ti nunca me perdería.
Él siempre había tenido miedo de dar el primer paso y sin embargo todo el tiempo lo había hecho desde que descubrió que había encontrado su lugar en el mundo dentro de un juego lleno de pelotas en un restaurant de comida rápida. Ella nunca quería avanzar si él no argumentaba al respecto y le daba excelentes razones, pero siempre lo llevaba de la mano.
Las manos. Sus manos debajo de una mesa de un colegio fue lo primero que él conoció de ella como el mapa perfecto por el que siempre quizo volver, incluso cuando las cosas no marchaban bien, se ponian color negro y se lastimaban mutuamente.
Y pese a todas las nuevas cosas, los nuevos vicios, las nuevas caras, los compromisos, el telescopio de sus vidas, sus viajes, sus lagrimas, sus descontrolados celos de los tiempos más amargos y picantes cuando parecía que no se conocían más y tenían que volver a empezar todo denuevo y saludarse como dos desconocidos, los besos que empezaban un día y luego se ausentaban por semanas, meses o años, pero que aprendieron a controlar y combinar hasta no poder parar nunca aunque sabían que lo más importante era amarrase en las noches y dormirse tranquilos. Pese a todo lo malo y todo lo bueno, llegó un momento de término, de fin...
y él, para volverla, volvió a sus tempranos 8s tímidos años donde abrir la boca frente a una niña era un pecado, y le dijo que olía rico.. ella sonrió, y después de todo el tiempo del mundo, y todas las cosas, y todos sus errores personales y compartidos, sus innumerables defectos de él y de ella, de los malos ratos y las inseguridades, abrió esos labios de punto que siempre ponía cada vez que comenzaba a renegar y le dijo..

Si, acepto.



'...nunca me daba el sí, pero cierto que, salvo esa formalidad,
en todo lo demás parecíamos enamorados. Nos cogíamos de las manos en las matinés,
...y, aunque no se pudiera decir que en la oscuridad de las plateas tiráramos plan,
como otras parejas más antiguas,
...me dejaba besarla en las mejillas, en el borde de las orejitas, en la esquina de la boca,
y, aveces, por un segundo,
juntaba sus labios con los míos y los apartaba con un mohín melodramático:
No, no, eso si que no, flaquito'

[Vargas Llosa-Travesuras de la niña mala]




lunes, 13 de julio de 2009

9.30 solitario

Subí a la cima del mundo del mientras tanto nostros decidimos por usted,
encontré varias fotos diferentes de mí y de todos,
brindé por la claridad de saberme tan arriba y los demás tan abajo
luego descansé como en el día número siete de toda esta vaina que me la ensartaron sin permiso.



Caminaba como a las 4 de la mañana por unas calles que nunca había visto en mi vida. Me encontraba en un estado etílico abombado y nada me quitó nunca las nauseas desde entonces. Los pasos se me hicieron pesados como si el mundo se me hubiera rodado por las piernas. Entonces empecé a desvestirme.

Encontraba en el ambiente un terrible calor que no podría explicar. Las luces parecían estrellas vistas de lejos y Lima de invierno nunca amanece tan temprano como queremos. Mi visión copió planos, que al superponerlos, me hicieron ver todo lo que nunca quise. Tenía unos pantalones que colgaban de los costados porque nadie me los planchó antes de salir de casa. Me arrugue los pliegues y seguí caminando. Se mojaron, aquí parece que todo el mundo te anda babeando el piso, las regaderas nunca fueron instaladas apropiadamente.

Definitivamente yo no deseaba saborear la vida de aquella manera. Vi a un hombre saliendo de su casa con un cartel en la entrepierna y me gritó que su mujer lo había dado de baja y que la guerra de Vietnam estaba llena de maricas. Me quité los zapatos. Nunca me habían echado de la cama y Viet-nam quedaba lejos como para irme a pie y con botines de cuero.

Luego, me encontré con unas pantis. Las piernas más largas. La descabezada que me habló como si todo en su vida fueran unas nylon rasgadas por el sudor de la noche. Ella me dijo que hace mucho la dejaron de tocar y necesitaba un buen baño con cariño. No la entendí. Me saqué los guantes y se los di. Su carencia de manos me estremeció de tal forma que supuse que los usaría como prótesis para darse amor ella solita en su imaginario inconsciente y pudiera armarse una historia de amor, vaya historia de amor, con quien sabe quién, pero ojalá, con alguien más buena gente.

Yo no quería quitarme los pantalones. Hacía frío, ya lo dije. Pero había un conejo. Era gris, mi pantalón era gris, y estaba sordo. Un payaso sordo y drogadicto que gritaba, pero parecía un conejo, o quizá si era un payaso fallado que un día salió de un sombrero sin querer. Pero estaba sordo ¿Qué puede hacer un conejo sordo? Le sangraba la cabeza y me dijo, cuando puso cara de hombre, que le diera más hierba y no hablara a sus espaldas. Me abrí la bragueta y deslicé mis pantalones por mis piernas pesadas. Metí su cabeza en el pantalón, le devolví la capacidad de oír, cogí un poco de tierra de uno de los baches de la pista del costado de por todas partes, y se lo di. Lo respiró como a una perra, entonces se volvió un roedor. Salió corriendo y les dijo a todos sus verdades. El pantalón se mimetizó con él y se fue volando, ya tenía otro propósito.

Así parecía todo, medio real, medio malo. Encontré un poste y su luz temblaba. Toda su parte de abajo estaba llena de carteles de música chicha y mensajes religiosos como todos los de por aquí. La luz que proyectaba era débil y opaca: si lima es ploma y opaca será el lugar más feo del mundo siempre. El poste estaba lleno de pegamento que le correaba por las piernas, era notoria su promiscuidad involuntaria y su desastrosa tristeza ¿pero para qué manosearlo más? Me quité el polo que llevaba puesto, era algo largo y delgado como para él. Me trepé en un árbol y lo vestí, la luz dejó de tambalear y parecía más erguido, le regalé dignidad a cambio de luz permanente. No lo logré. Apenas tocaron mis pies el suelo, su luz se apagó, pero así también estaba mejor Lima: gris y oscura, completamente de un solo lado de la moneda. Seguí caminando y cuando volteé a verlo, estaba ahí, con sus pantalones de retazos de todas las personas que lo tocaban diariamente, pero tenía un polo verde. Seguí mi ruta entre otros postes orgullosos de su pública obscenidad y cuando me volví al mío otra vez, ya no estaba. Había carteles volando y otros en el suelo. Extrañaba mi polo, pero él nunca iba a tener un ropero.

Luego me desperté en otro lado, pero antes de todo había estado bailando en una discoteca del cono norte. Sí señor, tomé más de la cuenta, no lo niego, y ya le narré porque me había quitado la ropa ¿Acaso usted no habría hecho lo mismo? ¿Que si me di cuenta con quienes había salido? Pues no, pero no vaya a creer que, claro, yo entiendo, ¿En un hotel?, pero si era un parque. Ya no se haga el desentendido señor oficial que no lo voy a coimear para que me deje salir de aquí ¿qué no estoy con orden de arresto? Entonces por qué carajo me tiene aquí. No entiendo señor. Pero como si yo… a desintoxicarme al hospital ¿violación? ¿drogas? no estoy con drogas imbeciles!, claro, hagan lo que tengan que hacer pero déjenme decirles que esto me parece una falta de respeto absoluta. Me tratan como un loco suelto en plaza, a mí nadie me drogó, solo tenía un poco de alcohol en la sangre y estaba en mi divino juicio cuando vi todo lo que vi. ¿Los moretones? Claro, si caminé por todas las calles de Lima y me tropecé muchas veces, ¿amenaza para la sociedad? ¿Alzhéimer? ¿Esquizofrenia? Óigame bien, en primer lugar ya me cansé de hablar con una sarta de animales y en segundo lugar, el arcoíris está a punto de aparecer atrás de ese grafiti y el té ya está servido en mi casa. Mañana tengo un vuelo de avión que tomar a Cajamarca, allí me espera mi familia para el bautizo de mi sobrina y debo conseguirme otros zapatos más cómodos. Sin embargo, y con todo el respeto del mundo, mucho gusto en conocerlo Sr. Cactus, si quiere le regalo mis medias para que las use como manoplas y no se hinque cuando lave los platos.




"Podría ser de utilidad mi pañuelo
dizfracé de ingenuidad mi anzuelo
algo para no dormir, idiota
si me das podrías pedir mi ropa"
[iluso]


jueves, 9 de julio de 2009

9.48 pm el codo mio


I share it all with you

Powder blue

Stumble through the crowds together

They're trying to ignore us. That's o.k.

I'm proud to be the one you hold when the shakes begin


[powder blue- Elbow]



- estiro

~contraigo-estiro-estiro

-estiro

~contraigo~contraigo

-est~contraigo ¬¬

~contriest-con~-estiro!

-estiro-----estirooo

~contraigo jum

-estiro jum

>contr<>estir<

>


cotraestiro: enfermedad crónica terriblemente contagiosa causada por la sobrepoblación mundial en ascenso. Se presenta especialmente en pacientes con tendencia a la izquierda extrema y adictos a los saludos policiales. No obstante, la derecha, que presentan estres post.traumático severo, debe ser precavida: la inflamación en los extremos de las extremidades por innecesarios apretones puede causar contusiones. Contraestiro es causada por la constante contracción y estiramiento del brazo humano, lo que causa irremediables daños en el mecanismo de articulación de las partes [normalmente llamada codo, políticamente, ONGs] . Puede ser tratado con tibios paños de agua con manzanilla, sin embargo, es preferible aislar al afectado de cualquier medio de comunicación que cause violencia interna, ganas de superación, posibilidades de ascenso, paradas militares, ocasiones de solidaridad que provoque extensos abrazos, baseball, peliculas románticas y ludopatía [caso extremo: vijile a sus ancianos y verá donde acaba la pensión]. Es importante que contraestiro no esté al alcance de los niños y no sea la primera herramienta de ataque que te ofrezcan cuando entre al ajetreo del estado. Los síntomas principales/antecedentes son: dolor agudo de ong; divorcio del hueso de arriba, que siempre será más gordo, con el hueso de abajo, que siempre estará partido; se encontrará frecuentemente entre mucha gente en dirección a la plaza dos de mayo; se encontrará frecuentemente con terno y sonriendole amablemente a todos; se encontrará frecuentemente atascado en un grupo paramilitar o la escuela pedro paulet; sufrira constantemente de llamadas telefónicas para cobrar dinero; sufrirá constantemente de llamadas telefónicas para negar el libre mercado.

Es por eso que le recomendamos tomar tamiflu, que al parecer sirve para todas las epidemias políticas. La única contraindicación deriva de la indirecta depositación de dólares al ex ministro de defensa de bush por la compra monopólica de dicha salvación de pandemias: en Puno todos se SIGUEN muriendo de frío.


"-ah?
-es que tu codo tiene puntitos
- vaya!"
[la avena y la sopa]

y siempre los tuvo.
y aún.












domingo, 21 de junio de 2009

12:28 de su en sima.

sonó el telefono y dijo que todo estaba bien,
que luego de tantos año, por fin, se había internado.
"La locura es la incapacidad de comunicarse.
Entre la locura y la normalidad, que en el fondo son los mismo,
existe un estado intermedio:
se llama 'ser diferente'"
[Paulo Cohelo-Verónica decide morir]

Vivir en esa casa había resultado complicado. Todos eran excesivamente felices para su gusto. Ella, -tan extraña desde afuera y tan normal para su diario y pasado ambiente- caminaba despacio, sin prisa, sin mirar y con la cabeza tan gacha como un ángulo de 90 grados o el reggaetón de la fiesta de los viernes en la esquina. No lo entendía: la ropa con suavitel, la comida fresca, rica y gratis, la abundancia de todo en todos los cajones, las sonrisas que no estaba acostumbrada a recibir. Tenía una cama cómoda y mantas a montones. Dormía en el cuarto del primer piso, y aunque nadie más dormía ahí, sentía que, si algo le pasaba, estaría acompañada para siempre y esa sensación le disgustaba. No estaba acostumbrada a esa cotidianidad tibia, donde todos se preocupaban por todos y por cada sonrisa mal llevada.

Se sentaba en la mesa a doblar servilletas como cualquiera que alguna vez llegó a ese lugar por primera vez. Todo parecía tan organizado que, irrumpir en los bloques tan bien coordinados sería el pecado más sucio: se sentía un rayón olvidado por la lustradora. Y, a pesar que todos le conversaban, parecía carente de boca: solo alcanzaron a conocerle el nombre. Nunca contestó a las preguntas que se le hizo, se despedía y saludaba con una sonrisa, ocultando su rostro pequeño, redondo, trigueño, aplastado y golpeado de alguna forma pero sin marcas.

Llegó un miércoles con el frío horrible de Junio, y a los 5 minutos, todos se dieron cuenta que se iría pronto. Caminaba aún peor que una sombra, totalmente dependiente del minúsculo objeto que podría encontrarse a su lado. No era muy alta ni gorda: era estándar para una sociedad entreverada como la nuestra. Venía de sierra y Lima le daba frío.

Al atardecer del tercer día, la persona de mayor edad subió a la azotea con el paso lento y preciso para no resbalar: no la encontraba por ninguna parte y ya era hora de ver la novela del 4. El cielo estaba despejado como nunca y el sol brillaba en medio del invierno y el aire medio negro de esa zona de la ciudad. Se sentía el suave calor del amor de las tardes y se respiraba menos húmedo que nunca. Y ahí, en la esquina de la azotea más oscura, al lado de la lavadora, debajo del tanque de agua, al costado de la terma y al frente del depósito de las cosas viejas, había un periódico tendido. Acurrucada en esa sombra abrazadora a salvo del sol que le recordaba a todo lo que había vivido esos días, se encontraba ella, mirando a la nada, abrazándose las rodillas que siempre le respondieron y en el sitio al que siempre perteneció, un suelo rojo con manchas, el lugar menos buscado del mundo. Nadie la había visto por horas. Había encontrado el término adecuado donde se resguardó del hiriente calor humano que la hacía sentir miserable.

Los ojos cansados y experimentados, reflejaban, no solo la edad de aquella persona que miraba anonadada tal espectáculo a la hora de la novela del 4, sino una depresión insólita. Era como apreciar la caída del mundo y saber que saldrás ileso mientras todo se extingue. Abrió los labios, soltó el aire que reposaba como baúl adentro de sus pulmones, y con el mismo olor, y le dijo al embrollo de pelos encogido: “vámonos de aquí, abajo parece Huancayo”. Nunca alguien había resbalado tan rápido escaleras abajo como esa chica, ni con tanta alegría en la cara, ni con tanta suavidad en la vida misma, que cuando cayó al suelo y no vio cerros, ni pasto, ni seco, sino paredes rosadas, una cocina con tubería de gas, y la calidez húmeda de siempre, se metió entre sus piernas para nunca más salir.

Un toro le había roto el cuerpo hace años, un pedazo de su pelo se había atorado en el cuerno del animal y recordaba su claustrofóbica estadía debajo de él, su miedo, su asquerosidad, su débil cuerpo rasgado y sin ruido. Era una bestia, ella una niña. Nadie la curó del susto, nadie se percató de su nueva posición del cuerpo, nadie se preguntó, siquiera, por qué no volvería a jugar a la cuerda. No comía, no dormía. Agarraba sus rodillas y ahí halló en su lugar favorito, donde nadie más podría entrar. Nunca entendió la razón de su viaje hacia ese nuevo lugar, solo quería volver a lo vuelto y nunca más regresar: la humedad le recordaba sus días debajo de todos y Lima era una piscina diaria.

Dejó esa nota doblada debajo de su temporal cama. Sabía escribir. Había terminado la secundaria, la única de todos los hermanos, y nadie sabía cómo. Encontraron el papel 5 años después, y recordaron aquel día mojado, cuando todos estaban en la casa y nadie supo que se fue: el Huancayo que nunca hubo, el clima seco que había traído, el papel periódico de la azotea de aquel día, su contracción, su rechazo, sus rodillas heridas, su huancayo seco, el toro negro de su en sima, su cara pequeña y golpeada, su nueva vida, el huancayo que la esperaba, su estúpida familia que nunca la quiso, huancayo que la guardaría de todo bajo su tierra, y el psicólogo que nunca nadie se atrevió a ponerle.

Me parece que soy de la 5ta que vio el mundial 78
me toco crecer viendo a mi alrededor
paranoia y dolor
La moneda cayó por el lado de la soledad
otra vez
La moneda cayó por el lado de la soledad.
[Andres Calamaro-Crímenes Perfectos]
a una ninia llamada vanesa.que nadie sabe dónde está.

miércoles, 10 de junio de 2009

11.23 fix u.

Era de día,
[when you try your best and you don't succed]

y quisá esa fue la parte más divertida del asunto.
[when you get what you want but not what you need]

Me sorprendí reflejandome en los dientes mas perfectos...
[when you feel so tired but you can't sleep]

miré el cansansio de nuestros rostros y de aquella noche mal llevada.
[stuck in reverse]

Tu no eras mi amor, solo nos disfrazamos para hacernos falsamente felices.
[and the tears come streaming down your face]

Me caiste en los brazos sin ropa, sin dni y con el vino de los lunes antes de trabajar.
[when you lose something you can't replace]

Violentamente me rasgaste y nos demoformamos de todas las maneras.
[when you love someone but it goes to waste]

La realidad o falsedad de ti me era indiferente, tu papel de manta polar la ensucié conmigo.
[Could it be worse?]

Quité del camino todas las buenas intenciones. me olvide de todo y quedó mi externalidad ofuscada.
[lights will guide you home]

te destrozé y no me reclamaste. sentí el calor odioso de mi importancia vacía y dormiste.
[and ignite your bones]

Me despertaste. Te recorde y a las marcas. El olor era diferente. La bondad determinada,
[and I will try...]

decidí repararnos, ponernos la ropa e invitarte a salir.
[To fix you.]



i.la.vida.le.dijo.a.dioz.q.mejor.bajaba.de.pezo.

domingo, 31 de mayo de 2009

7:29 adios lengua mia

Más que abandonados vivimos y solo eso.
Nacemos con la claridad de saber que el instinto nos hará sobrevivir
y todos nos continuaremos con la misma calidad del objeto.
Luego todo cambia, y más que de pulsiones, nos armamos de voces.



Se sintió el ardor al final del trago más amargo del mundo y tu reacción fue lenta - ya te habías vuelto torpe - te gustaba ponerte diferente del resto, [ella y sus obscenidades]. Recordabas tu salubridad de hacía mucho tiempo y la obsesión bendita a la pasta de dientes [sus antiguas y bastas divisiones, la gracia del ají que irritaba hasta necesitarlo como nunca]. La solitaria mirada de todos adentro de la humedad en persona que era más húmeda antes. Claro, los tiempos cambian y las múltiples compañías anteriores se te fueron de las manos. Tus nuevos gestos juegan a volver a empezar las maniobras ágiles de aquellos burdos días llenos de los otros tuyos. Pero ahí estás, y no me puedes decir otra cosa [su facilidad de articularme el lenguaje la hizo sexualmente improvisada y más callada que nunca]. Todas las habilidades se convirtieron en un puto fiasco como los pequeños platos en los restaurantes fichos de lima rayada. Todos te extrañan [ja], hasta yo y mi abandono casi total de mi corporalidad reprimida, mis noches célibes, una monja, si... quizá una monja más. Y es brutal pensar en los ratos lentos de las calles de barranco, donde cualquier hoyo en la acera era ideal para hacer el amor con cualquiera con quien te encontrabas [nunca permitió que me sacaran la ropa y el inconsciente pesa, como los años o lo días]. Al final del camino tu extraña cacería daba el resultado más adecuado y las sonrisas encajaban a la par que tú en el resto y sus aumentadas temperaturas [todas me atraparon de alguna manera y me hicieron débil]. Aprovecho la desaventurada ocación para gritarte qu las calenturas bajan con el tiempo, te falto tino y no puedes negarlo, te ganó tu ego falsamente firme ahora demolido, y mírate tú ahora. Al final eres parte de mí, el músculo más fuerte, mi parte más sensible, la prostitución en persona, mi suavidad abandonada. Y eso sería el problema que vemos detras de los lentes de contacto: ser un cuarto de hotel no siempre da resultado. Se te quedó tatuado el número de tu cuarto favorito y a mí se me quedó la música 'de mientras tanto me lo hacías'. Sinatra, paez, calamaro, sabinas, mraz, milanes, silvio, drexler. Esperabas enamorar mientras aprendías, era tu coordinación perfecta, la nota nueva y exacta que tanta fama te hizo. Aprendiste la delicadeza y la fuerza necesaria como para satisfacer a todos los que llegaban, y no cobrabas estadía, el catre ya estaba malogrado, me suplicabas hace tiempo un cambio de suspensión. A veces entrabas sin permiso y lo envenenabas todo, a veces, también, me envenenabas a mí. Pero ya te ensartaste, no pasaste la revisión técnica, las peruanísimas coimas no te funcionaron nunca más y te quedaste a mitad del camino, de vuelta a casa, viajaste a los olivos y tuviste que tomar combi de regreso. Te me extraviaste y yo me extravié de ti, nunca más nos dimos la cara: tu función carnal ya no tenía más sentido en mi nueva calidad de vida y me odiabas por quitarte el protagonismo de todos estos largos años. Y, a pesar de todo, ayer me tomé un café delicioso que olía a sudor como cualquier lugar de breña antigua. Te quemé cruelmente y recordé nuestra aquella deliciosa amistad y las noches de lujuria atrás de una roca, en la suavidad de la arena y bajo un carro oxidado por la humedad, y la niebla espesa de agua dulce. Derretí tu sensibilidad tratando de no matarla por completo mientras escapabas sin moverte y aceptando el final del veredicto. Ya estamos todos fregados - me dijiste - [y le marqué la vida con aquel liquido negro en envase de tecnopor], nos alcanzo la ancianidad antes de tiempo y fue el momento adecuado. Era entrañable sentirte de nuevo. Hoy volví a traerte al frente pero con un moka caro y bien cargado. Me estremece el placer de matarte y me inquieta nuestro futuro ofuscado de religiosos seguidores. Cogí una cañita roja, y sabiendo lo que hacía, la introduje al fondo del recipiente de cartón reciclable, a la parte más caliente del líquido, donde ningún microbio, ni siquiera yo, se salva. Respiré la cebada colombiana, probé la espuma tibia, y mientras sentía como descifrabas mis acciones siguientes y el tubo de plástico se deslizaba por tu cuerpo maltratado pero solo hasta la mitad, repasé nuestra basta existencia hasta hoy y nuestros innumerables fracasos. Usurpé el aire fresco de un nuevo día y brindé por nuestra soledad buscada y justificada. Tomé rápidamente tu muerte temporal - que me ardió como el pecado más humano - prometiéndote regresarte algún día cuando esa abrazadora juventud me vuelva a consumir y con la convicción de que a todo herido le llega su vendaje. Te crucifiqué así, sin permiso y sin más, una tarde fría de mayo con una taza de agua hirviendo llena de chocolate y café, cuando el alquiler de todos los días recién cerraba y nos quedábamos desempleados temporalmente: adiós lengua mía.

Que viva la ciencia, que viva la poesía
Que viva siento mi lengua cuando tu lengua está sobre la lengua mía…
[Jorge Drexler]

sábado, 16 de mayo de 2009

10.pm .deje de escribir por falta de lapices

Paré a la vida cuando la tenía en frente.
Me negaron la entrada principal de la fiesta.
Esperaba que mi falta de humanidad me haga frágil cuando pude, pero no.
Entonces me dormí en uno de mis mundos sin mas que yo y con el frio de las madrugadas de siempre.

Si las personas fueran lapices, todos seríamos escritores. Tocaríamos las historias más difíciles y resbalosas. El carbón de más adentro que nunca enrojecería por la presión de saberlo todo. Luego hay que tajarlos con el cuidado que merece el grosor de un cabello perfumado. Se van haciendo minúsculos y más difíciles de mantener estables. Luego, todo termina y te compras un lápiz nuevo. Luego otro. Otro más.
Uno encuentra el lapiz perfecto, a todos le gusta, y se lo llevan, lo reproducen serialmente y los venden como prostíbulos. Encuentra uno el lapiz perfecto y se gasta como todos los demás. Se pierde por voluntad propia, por la necesidad de sentirse perdido y necesidad de sentirse extrañado. La potestad negada de expresarse.
Fobia a la escritura, fobia a lo que se escribe. Dejé de escribir por falta de lápices. Stock agotado. El final del camino y mi último cartucho.

No quiero que lleves de mi, nada que no te marque.
El tiempo dirá si al final nos valió lo dolido.
Perderme, por lo que yo ví, te rejuvenece.
la vida.es.mas.compleja.de.lo.que.parece.
[jorge drexler]